Tantas veces nos llegó la noche
tocando los cuerpos…
tantas horas se fueron quedando
en la oscuridad…
Retozando en la cama desnudos
como dos jilgueros…
en el vuelo fecundo y altivo
mientras canta el mar…
Incesantes cascadas de besos
nos fueron mojando…
anidando la piel en las manos
como un manantial
Insolentes caricias domadas
como dos salvajes…
al arrullo perfecto y callado
de la intimidad!
Eileen
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